En la actualidad se sabe que los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales son el producto de una falla de los sistemas de prevención o bien de la inexistencia de los mismos, no obstante, existen técnicas y procedimientos que permiten eliminar o limitar a su mínima expresión los riesgos del trabajo para conseguir un ambiente sano y seguro. Existen diferentes modelos de sistemas de gestión de riesgos, cada uno con sus particularidades. La gran mayoría converge en los principales requisitos establecidos en la norma OHSAS 18001, basados en el Ciclo de la Mejora Continua de Deming, que se resume a continuación:
Una política de seguridad y salud escrita ayuda a promover un programa efectivo de seguridad y salud ocupacional. Este tipo de política debe reflejar las necesidades especiales del lugar de trabajo y debe ser revisada y actualizada regularmente.
Una vez fijada la política de la organización, el paso siguiente es generar un plan de acción preventivo. Para ello, se deberán seguir los pasos:
– Relevamiento de información.
– Identificación y priorización de riesgos.
– Evaluación y análisis de riesgos.
– Medidas de intervención.
– Plan de acción.
Con el objetivo de poner en marcha el modelo de gestión, resulta necesario que la Alta Dirección destine recursos, designe funciones, capacite y comunique las acciones del programa preventivo oportunamente, entre otras acciones. Asimismo, este concepto es fundamental para la prevención de accidentes, dado que, si bien lo ideal sería eliminar todos los riesgos no identificados, la realidad es que operativamente esto es muy difícil de lograr y no todos los riesgos pueden ser abordados en el mismo momento. Por ello se deberán priorizar de acuerdo a su grado de peligrosidad, de manera que inicialmente se aborden aquellos más perjudiciales. Por otro lado, es necesario destacar que la OHSAS 18001 posee un alcance general de todas las gestiones que necesita un sistema de gestión en higiene y seguridad. Específicamente en alguno de sus apartados se incluyen los temas que se continuarán desarrollando en el presente manual pero que dada su importancia, se han decidido profundizar con diferentes enfoques de acuerdo a las experiencias en Iberoamérica. Es importante destacar que la implementación de sistemas de seguridad y salud en el trabajo por parte de los empleadores, trae innumerables beneficios para la salud de los trabajadores. Los empleadores también se benefician al fijar un norte en la mejora continua y poder demostrar su compromiso con la seguridad y salud en el trabajo. Desde FISO (Fundación Iberoamericana de Seguridad y Salud Ocupacional) bregamos por la protección del trabajador frente a los riesgos del trabajo y la promoción de ambientes de trabajo sanos y seguros. Para ello, la prevención de los riesgos derivados del trabajo es fundamental. Y la prevención es tarea de todos.
El trabajo implica un intercambio del hombre con el medio, que además de su intelecto y su capacidad creativa, aporta sus condiciones físicas, que son fundamentales para que pueda realizar bien cada tarea. Cuando en ese proceso se compromete la salud del trabajador se enfrenta a riesgos físicos que se necesitarán reducir al máximo. Para ello existen distintas medidas que regulan los niveles de esfuerzo y exposición del cuerpo con los factores de riesgo que involucra la tarea.
¿Cuáles son los principales riesgos físicos y medidas de seguridad se pueden adoptar? Reducir los riesgos implica invertir en prevención. En el caso de la prevención de los riesgos físicos en los lugares de trabajo se contemplan dos líneas; una administrativa y otra técnica. Con respecto a la primera se trata de todas aquellas medidas y disposiciones que se toman en relación a las conductas de los trabajadores y a las condiciones vinculadas con el horario y carga de trabajo. También se refiere a normas internas, capacitaciones, procedimientos, campañas, y otras acciones similares que se adoptan para garantizar la seguridad. Por su parte, la prevención de este tipo de riesgos desde una línea técnica guarda relación con todos los cálculos, instalaciones, controles, manejo de maquinarias, estado de las mismas, elementos de protección personal entre otros. En el caso puntual de los riesgos físicos deberán controlarse técnicamente una serie de variables: calor, radiaciones, ruidos, entre otros. Si estos no mantienen niveles normales implican una amenaza directa para la integridad física del trabajador.
Se trata de una exposición a una velocidad y potencia mayores de la que el organismo puede soportar en el intercambio de energía entre el individuo y el ambiente que implica toda situación de trabajo. Los riesgos físicos que existen en situación de trabajo son:
Esta puede producir deshidratación, agotamiento excesivo, un golpe de calor o insolación. La exposición a calor puede ser de distintos tipos: calor radiante de sólidos del ambiente, radiación solar, calor por convección a través del aire y calor por conducción a través de los sólidos.
En el ser humano la temperatura debe mantenerse estable para que sus funciones biológicas no se alteren. En situaciones de trabajo a muy baja temperatura el principal riesgo que implica es la hipotermia, misma que se produce cuando la pérdida de calor del cuerpo es más rápida que su producción. Se contraen los vasos sanguíneos de la piel; las manos y los pies son los primeros afectados. En casos más severos pueden producirse temblores involuntarios, dificultades para hablar, pérdida de la memoria y de destreza manual, entre otros problemas.
Ponerse capas de ropa. Usar una capa interna de fibra sintética como la de polipropileno que evacua la transpiración lejos de la piel, una capa media de lana o tela sintética que absorbe la transpiración y retiene el calor y una capa exterior de nylon que protege al cuerpo del viento y permite la ventilación. Usar protección para la cabeza que también cubra las orejas y el cuello, y que sea elaborada de lana o un material tejido con una cubierta externa resistente al viento. Tomar bebidas calientes y sin cafeína, así como descansos frecuentes y cortos en espacios con calefacción.
Cambiarse inmediatamente a un equipo protector seco si el agua entra en su cuerpo. Si se utiliza un vehículo para trasladarse a los sitios de trabajo, llevar una bolsa plástica con un par extra de guantes, gorro, medias y un abrigo.
Estas radiaciones se conocen como rayos Alfa, Beta, Gamma y X. Los órganos del cuerpo que son más sensibles a las radiaciones son los tejidos jóvenes, así como los ganglios, la médula ósea, las glándulas salivales y sexuales, el tejido muscular, los vasos sanguíneos, el hígado, entre otros.
Producen la enfermedad profesional “catarata del hornero”, que se manifiesta principalmente en hornos de fundición de metales y vidrios. También el sol emite este tipo de radiaciones, en este caso, como medida principal se usan lentes especiales de protección.
Se producen en el arco voltaico de la soldadura eléctrica y a partir de la exposición severa al sol. Pueden producir lesiones en la vista y en la piel. Como medida de protección se utiliza una máscara de soldador con graduación especial y protección al cuerpo con equipo de soldador en descarne. Para la exposición al sol (que también emite radiaciones ultravioleta) se usan cremas protectoras y ropa adecuada.
Estas se manifiestan en alturas sobre los 2,000 – 2,500 metros, ya que disminuye la presión atmosférica, provocando dificultades respiratorias y de movimiento. Es necesario un proceso de aclimatación gradual por parte de los trabajadores que realizarán las tareas bajo esas condiciones con un previo control médico que verifique que su salud es apta para el trabajo en altura. El efecto contrario se produce en personas que trabajan sometidas a una alta presión, como el caso de los buzos. La descompresión debe ser gradual pues existe un serio riesgo de sufrir graves daños si se procede bruscamente.
El exceso de ruido implica una vibración intensa de las células auditivas del oído interno. De este modo se dañan y pierden la capacidad de transmitir los impulsos al cerebro lo que produce una pérdida permanente e irreversible de la audición. Esta depende de tres factores; nivel de ruido, tiempo de exposición y susceptibilidad individual. Es muy importante aclarar que la sordera generalmente es irreversible, compromete a los dos oídos y al inicio de la pérdida de audición la persona que lo padece no se da cuenta.
Además de disminuir el tiempo de exposición al ruido, existen procedimientos técnicos de controlar el ruido. Esto implica, aislar, cambiar, rediseñar espacios de trabajo y/o arreglar equipos ruidosos. Los protectores auditivos son elementos fundamentales para prevenir el daño. Existen distintos tipos y su uso será evaluado según cada necesidad. Este equipo por ningún motivo debe compartirse con otras personas. Para asegurar la higiene del protector y evitar infecciones tiene que lavarse diariamente con agua y jabón. Este es un comportamiento que debe transformarse en hábito. Para evitar utilizar protectores que pierden su efectividad al estar dañados, estos deben ser reparados o reemplazados por otros de inmediato.
La exposición a vibraciones se produce cuando éstas se transmiten a alguna parte o a todo cuerpo a partir de movimientos oscilantes de una herramienta, estructura, una empuñadura o un asiento. La vibración es detectada por diversos receptores de la piel de los dedos y manos. La vibración vertical parece causar mayor malestar que la vibración en otras direcciones,
Lo ideal es poder eliminar la fuente de riesgo. De no ser posible es importante que los especialistas informen al trabajador de las particularidades de la tarea y las consecuencias que involucran las vibraciones para su salud. Deben ser capacitados en referencia a la necesidad del mantenimiento regular de las herramientas. Los niveles de vibración asociados con las herramientas mecánicas manuales dependen de las características de éstas incluidos su tamaño, peso, método de propulsión, posición de la manija y el mecanismo impulsor de la misma. Es necesario evitar la generación de vibraciones ocasionadas por desgaste de superficies, holguras, rodamientos desgastados o averiados, giro de ejes, desbalanceo dinámico de piezas de giro, entre otras. Además de reducir las ondulaciones del terreno o la velocidad de desplazamiento y las superficies de rodadura sin discontinuidades.