Si bien la ciencia detrás de la tecnología de alimentos no se conocía hace más de 5000 años, las prácticas para la conservación de alimentos son tan ancestrales como la necesidad de supervivencia. Se estima que el ser humano dejó de ser nómada cuando empezó a domesticar plantas y animales, teniendo como siguiente reto el buscar cómo prolongar la vida útil de esos alimentos, para sobrevivir a largos inviernos y sequías o simplemente para dar lugar al comercio. Ya sea por casualidad o a prueba y error, se descubrieron muchas maneras de preservar esos alimentos.
Fue a penas hace poco más de 200 años cuando se comprendió quiénes eran los responsables de la descomposición de los alimentos, después del invento del microscopio. Ahora sabemos que esos seres vivos invisibles al ojo humano son quienes usan nuestra comida como medio de crecimiento (las bacterias, hongos y levaduras); estos microorganismos requieren un ambiente propicio para su crecimiento: agua, temperatura y pH.
“El principio de conservación de un alimento consiste en la modificación de sus características que permite la supervivencia de los microorganismos que los descomponen.”
Son aquellos que han sido sometidos a un tratamiento para eliminar por completo la presencia de cualquier microorganismo. Como ejemplo podemos mencionar los productos enlatados o envasados en tecnología TetraPack™ donde se utilizan altas temperaturas para ser esterilizados. El éxito de esta tecnología depende en gran medida de la hermeticidad del empaque que los contiene, esto para prevenir una recontaminación.
Mediante la modificación de la cantidad de agua disponible de un alimento y/o la modificación de su pH, se crean ambientes hostiles para los microorganismos que descomponen los alimentos. Esta tecnología ha sido la más utilizada a través de la historia de la humanidad. Como ejemplo podemos mencionar los alimentos deshidratados, las salmueras, los almíbares y los alimentos encurtidos. Mientras que los alimentos deshidratados reducen al mínimo la cantidad de agua total, las salmueras y almíbares saturan el agua con un soluto (sal o azúcar, respectivamente), dejando sin agua disponible para ser utilizada por los microorganismos. Por otro lado están los alimentos encurtidos, los cuales utilizan vinagre, modificando el pH del medio a un estado suficientemente ácido para su conservación.
Se utilizan sustancias químicas, generalmente sales, que actúan directamente como inhibidores de crecimiento de microorganismos, como las sales de benzoato, los sulfatos o nitritos. Es así que el principio de conservación de un alimento consiste en la modificación de sus características, permitiendo la supervivencia de los microorganismos que los descomponen. Adicionalmente a estos métodos de conservación, un avance importantísimo para la conservación de alimentos, fue el desarrollo de refrigeradores comerciales a principios del siglo XX, y así se ha podido alargar la vida útil de los alimentos que no son sometidos a ninguna de las tecnologías antes descritas, ya que a condiciones de refrigeración (temperatura < 4°C y > 0°C), el crecimiento microbiológico es extremadamente lento y a temperaturas de congelación (temperatura < 18°C), el crecimiento virtualmente se detiene.
El mejor método de conservación es una correlación de varios factores:
Las tecnologías de conservación de alimentos han estado con nosotros desde hace milenios, mucho antes desde que se entendieran los motivos detrás de su descomposición. Estos han formado parte de la identidad cultural de cada país. Conforme nuestra sociedad evoluciona en sus hábitos y costumbres, es el reto de la industria alimentaria ofrecer alimentos que sean innovadores, convenientes y seguros para las exigencias de los consumidores.