La ISO 50001 se está revisando una vez transcurridos sus primeros cinco años de servicio. Ahora que la norma de gestión de la energía que despertó tantas expectativas para un futuro de energía limpia entra en esta nueva etapa, ha llegado el momento de formular la pregunta: ¿cómo ha funcionado hasta ahora?
“El año pasado el mundo batió dos nuevos récords: la inversión mundial en energías renovables fue la más alta y, por primera vez, más de la mitad de la nueva capacidad eléctrica del mundo provino de fuentes limpias”. Afirmó el Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, en la Conferencia Ministerial de Energía Limpia (CEM) de 2016 en San Francisco. Después, el Presidente advirtió que estamos acercándonos a un umbral peligroso en lo referente a las temperaturas globales. “Tenemos que acelerar nuestra transición a la energía limpia del mañana”, señaló, pero también reconoció en la CEM, que se trata de un objetivo que los gobiernos no pueden lograr por sí solos. Los líderes empresariales son esenciales; las empresas pueden hacer una importante contribución para afrontar el desafío energético en sus actividades cotidianas.
Y no negaremos que estas acciones también mejoran los resultados de la empresa. Se trata de una herramienta estratégica.
Por un lado, una mayor adopción de la norma ISO 50001 podría significar una reducción de las emisiones de CO2 equivalente a la eliminación de 215 millones de vehículos de pasajeros de la carretera antes del año 2030. Por otra parte, la adopción de la norma es beneficiosa desde el punto de vista empresarial, ya que puede proporcionar un ahorro de energía de 600.000 millones de dólares en el mismo periodo.
No es de extrañar, por tanto, que muchos países consideren la norma ISO 50001 una herramienta estratégica para avanzar hacia un futuro de energía sostenible, por lo que la norma es una parte fundamental de sus políticas energéticas. Y los gobiernos están siendo proactivos y están usando medidas como la devolución de impuestos, el acceso a la financiación de la investigación y otros incentivos para animar a las empresas a utilizarla. El CEM, por ejemplo, puso en marcha una iniciativa para lograr hasta 50,001 certificados con la norma ISO 50001 antes de 2020.
Todos salimos ganando. El apoyo es indudable, pero, cinco años después, ¿ha estado la norma a la altura de lo esperado? Empecemos analizando lo que la ISO 50001 es y, sobre todo, lo que no es.
Cuando se empezó a trabajar en la norma en el año 2008, la gestión de la energía ya no era un concepto revolucionario. El mundo estaba aceptando el hecho de que “sí, necesitamos energía”, pero el cambio climático y el suministro limitado de combustibles fósiles ha hecho de la sostenibilidad una prioridad clave. Varios países ya habían desarrollado sus propias normas de sistemas de gestión de la energía, así que era urgente contar con una sola norma internacional que respondiera a las necesidades de empresas cada vez más globales. ISO 50001 ofrece a las organizaciones un marco para integrar la eficiencia energética en sus operaciones diarias. Su orientación se puede utilizar para garantizar la disponibilidad de recursos para la continuidad y la resiliencia del negocio, adaptarse al cambio y prepararse para hacer frente a la volatilidad de los precios de la energía y a unos recursos energéticos intermitentes y poco convencionales. “En un mundo repleto de incertidumbre, las empresas no pueden controlar los precios, las políticas del gobierno o la economía global, pero pueden mejorar su forma de gestionar la energía”, afirmó Roland Risser, Presidente del comité técnico ISO/TC 242 sobre gestión de la energía que desarrolló la norma. “Las ventajas son evidentes: un mejor uso de los recursos y los activos, y una reducción de los costos y el consumo. Por no mencionar la ventaja añadida de hacer saber al mundo que están ayudando a hacer de nuestro planeta un lugar más sostenible. Todos ganamos.”
Los primeros cinco años de la norma ISO 50001 han generado un ahorro sistemático de entre el 5% y el 30% del costo energético actual. La compañía eléctrica y energética brasileña WEG fue una de las primeras en adoptar la norma en su país. “La gestión de la energía tenía sentido”, señaló João Alfredo Silveira, Director del Departamento de Formación y Mejora Continua. “Ya habíamos realizado algunos esfuerzos para obtener equipos eficientes, así que para nosotros el mayor beneficio de la ISO 50001 fue que ayudó a nuestros empleados a tomar conciencia de la importancia de ahorrar energía en cada etapa. Nos ayudó a introducir una cultura de eficiencia energética”. La apuesta ha dado sus frutos y WEG ha experimentado una reducción en el consumo de energía eléctrica del 17% para los laboratorios de ensayo y del 13% en las líneas de montaje de producción. Las cifras están ahí para demostrarlo. Y este es sólo un ejemplo entre muchos casos de éxito con impresionantes resultados.
Aunque la conclusión es que la norma ISO 50001 funciona, es el momento de hacer un balance de lo que aún se tiene que mejorar en la primera revisión periódica de la norma. Para Risser, el mayor reto consiste en garantizar que la norma siga siendo intuitiva y fácil de usar. “Es sencillo. Es flexible. Ofrece resultados. La ISO 50001 ha funcionado bien hasta ahora porque las organizaciones saben que no están incorporando un proceso fastidioso”.
“Mientras trabajamos para tomar esta norma al siguiente nivel, tenemos que garantizar que sólo añadimos nuevos temas que ofrezcan resultados reales de un modo rentable. Este es el único factor que mantendrá a las organizaciones motivadas para adoptar la norma ISO”. Uno de los cambios que Risser prevé en la nueva edición, es una mejor integración con las normas ISO 9001 e ISO 14001. “Esa es una tendencia que estamos observando en diversas normas de sistemas de gestión ISO (NSG). Esto supone una mayor desviación de los procedimientos y un impulso hacia herramientas, términos y procesos comunes en las organizaciones”, señaló. Pero no olvidemos que la norma ISO 50001 es única entre las normas de sistemas de gestión ISO, ya que la mejora continua tiene un doble enfoque: el propio sistema de gestión y el rendimiento energético.
Esta norma desafía continuamente a las organizaciones a obtener un mayor ahorro de energía, garantizando al mismo tiempo que estos beneficios son sostenidos a largo plazo. Incluso las organizaciones con programas de eficiencia energética bien establecidos pueden mejorar todavía en un 10% o más después de usar la norma ISO 50001.
Nuestro mundo, nuestro futuro. Los retos que plantea el cambio climático nos afectan a todos. Para hacer frente a esta amenaza con la urgencia que merece, tenemos que hacer más cosas juntos. Por encima de todo, tenemos que confiar en los demás y empujarnos los unos a los otros.
Artículo tomado de: ISO Focus #119