Prevenir los accidentes de trabajo es una actividad constante e importante para las empresas. Gestionar los riesgos ayuda a eludir cualquier incidente dentro de la organización, por eso es sustancial mantenerse siempre actualizado.
Lo primero que se debe hacer, es analizar cuáles son y dónde se encuentran los peligros para poder planear los objetivos. Para esto, se recomienda realizar una lluvia de ideas en equipo, ya que los distintos puntos de vista ayudarán a llevar a cabo una evaluación más completa para identificar los riesgos. Posteriormente, se determina la probabilidad y severidad de todos los riesgos, pues puede haber situaciones que son muy poco probables, de bajo impacto o que carecen de controles; este análisis permite valorarlos e identificar la posición en la que se encuentra cada uno (archivos, referencias científicas, técnicas, noticias del sector y demás información), mismo que servirá como referencia para posicionar cada riesgo.
El siguiente paso es seleccionar los controles. Muchas metodologías señalan que sólo se deben destacar los más significativos, sin embargo, se recomienda que se consideren todos los riesgos, pues es una manera de conocer el control que se tiene y de no dejar de ejercerlos en ninguna circunstancia.
Un riesgo no significativo puede convertirse en significativo, un ejemplo claro son las enfermedades que se consideraban erradicadas y controladas, las cuales volvieron a surgir en la actualidad debido a que se descuidaron sus respectivos controles; por ello, es fundamental que se actualicen constantemente.
También es primordial establecer métodos de supervisión que asignen la manera en que se medirán los controles para mantener su permanencia. Una vez que son implementados, se les darán seguimiento para preparar una nueva actualización, la cual se recomienda que sea una vez al año y cada vez que se presenten cambios en algún proceso o auditoría.
¡No dejes pasar estas recomendaciones para vigilar la modificación, actualización y mejora de la evaluación de riesgos!