La corrupción consiste en el abuso del poder para beneficio propio. Puede clasificarse como corrupción a gran escala, menor y política, según la cantidad de fondos perdidos y el sector en el que se produzca. La primera de éstas, hace referencia a los actos cometidos en los niveles más altos del gobierno que involucran la distorsión de políticas o funciones centrales del Estado, y que permiten a los líderes beneficiarse a expensas del bien común; la corrupción a menor escala consisten en el abuso cotidiano de poder por funcionarios públicos de bajo y mediano rango, al interactuar con ciudadanos comunes, quienes a menudo intentan acceder a bienes y servicios básicos en ámbitos como hospitales, escuelas, departamentos de policía y otros organismos. Por otro lado, la corrupción política, incluye la manipulación de políticas, instituciones y normas de procedimiento en la asignación de recursos y financiamiento por parte de los responsables de las decisiones políticas, quienes abusan de su posición para conservar su poder, estatus y patrimonio.
Índices de corrupción en el mundo
Este fenómeno ocurre en prácticamente todos los escenarios de la vida y está presente en casi todos los países del mundo. Según el Índice Global de Competitividad de los países, elaborado por el Foro Económico Mundial, cinco de los 10 países más corruptos del mundo son iberoamericanos. El índice que evalúa a 138 países, se basó en una encuesta a 15.000 líderes de negocios del mundo que respondieron tres preguntas sobre diversión de fondos, confianza del público en los políticos, pagos irregulares y sobornos. El número 13 lo obtuvo México, por arriba de Colombia, El Salvador y Guatemala.
En México es sencillo identificar las diversas ocasiones en las que hemos presenciado un acto de corrupción, desde los litros de 900 ml que se despachan en muchas gasolineras, hasta la liberación de personas condenadas por un delito a cambio de una retribución económica, pasando por las cuotas que los trabajadores deben entregar a sus sindicatos o el desvío de recursos del Estado con fines distintos al bienestar y el desarrollo de la sociedad. En el informe titulado: “México: Anatomía de la corrupción”, elaborado por María Amparo Casar y la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), se muestran tres conclusiones sobre el problema de la corrupción en México: que la percepción sobre la corrupción, sobre todo en el sector público, crece año con año; que este fenómeno se ha posicionado como una de las principales preocupaciones por encima de la pobreza, y que la impunidad que siempre acompaña a la corrupción se ha mantenido constante, ya que el porcentaje de delitos asociados a la corrupción cometidos pero no castigados alcanza 95 por ciento.
Otras investigaciones relacionadas han demostrado que México vive en la actualidad un grave problema del que no se ha podido dar un solo paso hacia el cambio. Según el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, México obtuvo una calificación de 35 puntos de 100 posibles y el lugar número 95 de 168 países; lo indignante es que, no sólo retrocedió en este listado, sino que cayó drásticamente al pasar del lugar 72 al 95 en un periodo de siete años.
Estas estadísticas han llegado a algunas posibles hipótesis sobre las razones del por qué un país cae en niveles de corrupción más altos que otros. Una de estas hipótesis dice que los países con PIB per cápita más alto tienen, en promedio, una calificación también más alta en el IPC (son menos corruptos) mientras que los países más pobres son los que tienen en promedio las calificaciones más bajas (son más corruptos). Aunque esta correlación no siempre se sostiene. Por ejemplo, Kuwait es uno de los países con mayor PIB per cápita en el mundo (43,593.70 dólares) y su calificación alcanza sólo los 49 puntos en el IPC.
Hay evidencia también que muestra que los países con los peores resultados en la prueba PISA 2012 en Matemáticas, Lectura y Ciencias, aplicada a un total de 65 países, tienden a obtener las peores calificaciones en percepción de la corrupción. En el caso de México, se puede observar que su baja posición en los resultados de la prueba PISA coincide con su baja puntuación en el IPC 2015.
¿Cómo aminorar los actos de corrupción?
Aunque la exhibición de este delito a través de las redes sociales y medios de comunicación ha magnificado su visibilidad ante la sociedad, esto no ha sido suficiente para mitigar los actos de corrupción o castigarlos cuando ocurren; esto se refleja al observar el aumento de menciones de corrupción en la prensa, que entre 1995 y el 2015, de 518 notas periodísticas y 27 titulares de periódicos que mencionaron la palabra en 1996, se pasó a 38,917 notas y 3,593 titulares en el 2015.
Es fácil decir que la solución a los problemas de cada país reside en el presupuesto que se asigna para implementar acciones correctivas o preventivas, pero si le damos una pequeña revisión a los recursos destinados al combate a la corrupción en México, nos daremos cuenta de que entre 2004 y 2016, el presupuesto destinado a las instituciones que promueven el combate a la corrupción creció un 94 por ciento; sin embargo, la calificación en el IPC de nuestro país quedó prácticamente intacta, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), de la Secretaría de la Función Pública (SFP).
Este problema no discrimina, ya que tanto empresas privadas como instituciones públicas son partícipes o víctimas. De acuerdo con el Centro de Estudios Espinosa Yglesias e Integralia, por cada peso de financiamiento público que se gasta en una campaña, hay tres pesos que no se ven ni se reportan. Así mismo, de acuerdo con una encuesta realizada por la consultoría KPMG, casi 8 de cada 10 empresas que operan en México han padecido cuando menos un fraude en los últimos 12 meses.
Una de las respuestas también podría tener que ver con el conocimineto de la sociedad acerca del marco regulatorio de su país. Esto nos lo permite ver la 14 Encuesta Global de Fraude, publicada por Ernst & Young en el 2016, donde solamente 30% de los encuestados dice conocer el marco regulatorio en materia de corrupción mientras que 49% afirma desconocerlo y 16% los conoce sólo parcialmente, aunque la ignorancia no exime de responsabilidad.
Aunque no es posible establecer el costo que tiene la corrupción en nuestro país con respecto al PIB, varios organismos han hecho aproximaciones para calcular esta proporción. Ary Naim, gerente general para México de la Corporación Financiera Internacional, indica que la corrupción equivale al 9% del PIB, mientras que el CEESP sostiene que la corrupción le cuesta a nuestro país cerca de 1.5 billones de pesos, equivalente a 10% del PIB.